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    noviembre 05, 2004

    Camino, Verdad y Vida

    Se presenta en mi televisión La Pasión de Cristo según Mel Gibson. En un momento del terrible ascenso al Gólgota, una vez que Pilatos deja a Jesús en manos de los judíos, lavándose las manos como Pilatos, Cristo llevando la cruz cae al suelo y su madre María se acerca a socorrerlo. Jesús dice: "lo he cambiado todo, madre".
    Pero, ¿qué cambió Jesús? ¿Qué ha cambiado? Cristo es un punto de inflexión en la historia de la humanidad. La novedad radical estaba en su "Amarás a tus enemigos". Pero, ¿algo ha cambiado realmente, dejando aparte a unos fieles que de no tener el cristianismo, habrían abrazado cualquier otra religión al uso? ¿Hay menos sufrimiento en el mundo? ¿Menos injusticias, menos guerras? ¿Más corazones píos? Y si afirmamos que la base de la cultura occidental reside en el cristianismo, y que lo que hoy conocemos como Occidente, no habría sido posible sin él, ¿hablamos de Jesús, o del cristianismo? ¿En qué se parece la iglesia católica y las diferentes iglesias protestantes a Jesús, o en qué se parecen los cristianos de ahora a los primeros cristianos? No sé, me siento iluso pretendiendo responder a cuestiones tan abstractas. Un aprendiz de filosófo de segunda como yo. Pero por este camino, no puedo evitar llegar a la conclusión de que Jesús no cambió nada. Somos ahora los mismos judíos con los que se ensaña Gibson. Los mismos que después de dos mil años, crucificaríamos a Cristo si se le ocurriese volver a aparecer por la Tierra.
    ¿Qué tiene que ver este hombre, que carga con los pecados de toda la Humanidad, con los que ahora creen que Jesús de Nazareth fue realmente el hijo de Dios venido a la Tierra para salvar al hombre?
    Dejando aparte juicios ortodoxos sobre la película, me da la sensación de que al menos se le debe conceder a Mel Gibson el haber sabido retratar mejor que nadie antes a un hombre que realmente carga con la culpa de todos los hombres a sus espaldas. Probablemente una de las películas más atroces que se hayan estrenado en lo que va de siglo. Una firme candidata al Oscar, llena de crueldad y de crudeza. Nadie se había atrevido antes a representar la Pasión de Cristo como probablemente fuera, si es que realmente tuvo lugar. Un Cristo encharcado en sangre que nadie sabe cómo encontró las fuerzas de llegar a la cruz, después del inhumano castigo que le infligieran los centuriones romanos. Le sería complicado a una escena real de las que hoy se nos presentan a borbotones en una televisión hiperrealista, competir en impiedad con esta ficción. Quizá porque hablamos de un mito. De un Jesús que vino a salvar a sus congéneres, y que fue crucificado por ellos.
    La nueva de Cristo fue poner la otra mejilla. Quien en nombre de Cristo ha extendido la fe mediante guerras y matanzas, lo traicionó. Quien se mantuvo fiel a su espíritu, poniendo la otra mejilla, frecuentemente ha sufrido la explotación o la muerte.
    Dice Nietzsche:
    Retrocedamos y contemos la verdadera historia del cristianismo. Ya la palabra cristiano es un equivoco: en el fondo no hubo más que un cristiano, y éste murió en la cruz. El Evangelio murió en la cruz. Lo que a partir de aquel momento se llamó evangelio era lo contrario de lo que él vivió; una mala nueva, un Dysangelium. Es falso hasta el absurdo ver la característica del cristiano en una fe, por ejemplo, en la fe de la redención por medio de Cristo: únicamente la práctica cristiana, el vivir como vivió el que murió en la cruz es lo cristiano... Aun hoy, tal vida es posible para ciertos hombres, y hasta necesaria: el verdadero, el originario cristianismo será posible en todos los tiempos. No una creencia, sino un obrar, sobre todo, un no hacer muchas cosas, un ser de otro modo... Los estados de conciencia, por ejemplo, una fe, un tener por verdadero- toda psicología sobre este punto- son perfectamente indiferentes y de quinto orden, comparados con los valores de los instintos: hablando más rigurosamente, toda la noción de causalidad espiritual es falsa. Reducir el hecho de ser cristianos, la cristiandad, al hecho de tener una cosa por verdadera, a un simple fenomenalismo de la conciencia, significa negar el cristianismo. En realidad, jamás hubo cristianos.

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    1 Comentarios:

    Blogger eliluz dijo ...

    hola, por casualidad lei lo que escribiste, no quiero ser patuda, solo quiero expresar algo hermoso que vivo:
    Se que Jesus murio por mi y con ello me libero de toda esa carga de maldad que naturalmente tiendo a desarrollar. hace un tiempo me he acercado a Dios, y hoy mi vida es hermosa, me siento plena, en paz, feliz. Yo encontre algo realmente nuevo: SU ESPIRITU SANTO

    junio 16, 2006 8:31 p. m.  

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